dilluns, 17 de desembre del 2012

De un cigarro, un hombre y una canción.

Exactamente eran las cuatro de la madrugada. En casa la calma, un silencio mortífero. La insonoridad tan muda y sutil hace vibrar los párpados. Busco insaciablemente, mientras las sienes me palpitan, por la incertidumbre de necesitar algo sin saber qué; algo que pueda ejercer sobre mi una fuerza sobrenatural que reanime uno de mis lados oscuros que mostrándose taciturno se obliga a ganarme.


Salgo al jardín y torpemente lío un cigarrillo. Aunque vista coraza me siento desnuda, el momento se muestra acogedor. Sola en la inmensidad de la noche, dentro de este agujero, que para otros locos es inexistente. Para mi inhumano porque lo considero foráneo. Una cama que levita, yo con un sombrero de capitán de la marina, mordiendo una rodaja de sandía, la poesía completa de "Auster"descansa palpitante en la sombra; la sombra intermitente del cuerpo liviano al verano.
Vivo enamorada de esa proyección , eso es foráneo. Sucumbes a la pugna de la misma proyección; de la belleza versus bellezas. La manzana está "demodé".

El cigarro empieza su paso hasta su eterna consumición ; exhalo el ligero humo y cuando me cubre  y se vuelve manta empujo mi cuerpo a dibujar siluetas en él. Solo así direccionando mis sentidos al borde del abismo, donde empieza y acaba la evaporación, lo veo.

Guitarra reluciente sin nombre. Un hombre, que yo reconozco. Sombrero. Chaleco. Colores cálidos. 

"You my brown eyed girl", se sigue fumando, se esboza una sonrísa y un asentimiento : oh si! Van! y se baila para él, contoneo de caderas y mi movimiento personal con una pizca de "twist" "Going down  the old main" se sigue fumando, él ríe por mi peculiaridad. "Playin´a new game"
"My brown eyed girl, you my brown eyed girl".



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